- CHACO |
- CORRIENTES |
- NORTE GRANDE |
- NACIONALES |
- INTERNACIONALES |
- DEPORTES |
- CHACO EN REDES |
- PROGRAMACION |
Cuatro parejas unidas por más de veinte años de amistad decidieron dar un paso más allá: construyeron un conjunto de pequeñas casas autosustentables para compartir su retiro y mantener vivo el vínculo que los une desde siempre.
A veces, la amistad puede ser más fuerte que cualquier plan inmobiliario. Así lo demostraron ocho amigos de toda la vida que, cansados de los encuentros ocasionales y soñando con un futuro compartido, decidieron construir su propio vecindario para envejecer juntos. El resultado fue Llano Exit Strategy, un pequeño complejo de viviendas ubicado sobre la ribera del río Llano, en el corazón de Hill Country, a poco más de una hora y media de Austin, Texas.
La idea comenzó como un simple deseo: pasar las vacaciones juntos sin depender de reservas ni alojamientos temporales. Sin embargo, con el paso del tiempo, ese plan recreativo se transformó en un proyecto de vida. Las cuatro parejas, con más de dos décadas de amistad, imaginaron un espacio donde cada uno tuviera su casa privada, pero también áreas comunes amplias para cocinar, compartir y planear aventuras.
En 2011, compraron un terreno de cuatro hectáreas junto al río y contactaron al arquitecto Matt Garcia, especialista en arquitectura sustentable y diseño modular. De esa colaboración nació un complejo compuesto por cuatro casas individuales de apenas 32 metros cuadrados, pensadas para ser funcionales, acogedoras y autosuficientes. Cada vivienda cuenta con dormitorio, cocina, baño completo y ventanales con vista abierta al paisaje natural.
Las estructuras, revestidas con acero corrugado y techos en forma de mariposa, fueron diseñadas para recolectar agua de lluvia y aprovechar al máximo la energía natural. En el centro del predio se levanta una quinta edificación, más amplia, que funciona como espacio común: una cocina completamente equipada, un comedor para doce personas y una zona de encuentro donde el grupo comparte comidas, charlas y recuerdos.
El diseño prioriza la eficiencia energética sin sacrificar el confort. Las paredes reflectantes reducen la absorción del calor y el aislamiento con espuma en aerosol mantiene la temperatura interior estable durante todo el año. En cuanto a la estética, los interiores combinan pisos de concreto pulido con paredes de madera de abeto, creando un ambiente cálido, sobrio y funcional.
Cada casa tuvo un costo aproximado de 35 mil euros (unos 40 mil dólares), una inversión mucho menor que la de una vivienda convencional o incluso que la de un automóvil nuevo. Más allá del ahorro, el verdadero valor del proyecto está en el espíritu que lo inspiró: un sueño compartido entre amigos que eligieron envejecer juntos, rodeados de naturaleza y buenos recuerdos.