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Aunque cueste creerlo, la práctica de beber orina con fines medicinales sigue ganando adeptos. Bajo nombres como orinoterapia, uroterapia, shivambu o amaroli, esta pseudoterapia asegura ofrecer beneficios para la salud, a pesar de no contar con respaldo científico. Entre quienes la promueven hay celebridades como Madonna, lo que contribuye a su difusión. Sin embargo, especialistas advierten que reutilizar la orina puede ser no solo inútil, sino también peligroso para la salud.
La justificación que ofrecen quienes promueven y siguen esta pseudoterapia es tan contundente como falta de fundamento: "Mientras el feto permanece en el útero materno, ingiere líquido amniótico y su propia orina y gracias a ello no padece enfermedades. Luego si no queremos padecerlas debemos beber nuestra propia orina". Sin comentarios.
No hay ni un solo estudio científico que avale el uso de orina como terapia medicinal, y así lo recoge el Ministerio de Sanidad en su página web. Es algo inútil y peligroso. Y por mucho que haya quien le atribuya propiedades para sortear el cáncer o mantenerse joven y sano, esta pseudoterapia no tiene base científica alguna. Beber los elementos que nuestro propio cuerpo desecha por ser tóxicos o innecesarios escapa, como poco, a toda lógica.
En 2006 una modelo boliviana falleció por la infección generalizada que contrajo después de que una amiga le inyectase orina. Sin llegar a este extremo, por beber orina podemos sufrir alteraciones gastrointestinales por lo agresiva que resulta para la mucosa, infecciones ya que la orina contiene bacterias y problemas renales por sobreexponer a los riñones a un trabajo extra.
Otra de las supuestas aplicaciones que los seguidores de esta corriente le atribuyen a la orina es su beneficio como producto cosmético, y para ello no dudan en extenderse su propia orina sobre la piel de la cara y otras zonas del cuerpo. Como ya hemos visto, la orina contiene bacterias y productos tóxicos que fácilmente pueden provocarnos desde infecciones cutáneas hasta dermatitis.
Todos recordamos casos de personas que, tras un terremoto, han permanecido bajo los escombros durante días y han llegado a beber su propia orina en un intento desesperado por sobrevivir. Pues siento decir que no es buena idea. Cuanto más deshidratados estamos, más concentran la orina nuestros riñones y menos agua expulsan ya que saben que la necesitamos para sobrevivir. En una situación extrema como esa la orina tendrá un color muy amarillo, casi marrón, ya que los productos de deshecho del cuerpo humano estarán muy concentrados. Beber esa orina no nos hidratará en absoluto, más bien al contrario, ya que esa alta concentración de sales solo provocará que se extraiga agua de nuestras células, tal como sucede si bebemos agua de mar.
NGFederal con información de Elmundo.es