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En una entrevista exclusiva con el equipo periodístico de Norte Grande Federal, Silvia, madre de Enzo Pittau, compartió su dolorosa experiencia y la lucha incansable que mantiene en busca de justicia para su hijo. Años de silencio impuesto por restricciones judiciales y el profundo sufrimiento por la separación de Enzo de su hija han marcado su vida.
Silvia recordó con emoción el apoyo de la hinchada que acompañó a su hijo, un joven de pueblo que creció jugando al fútbol con el barro bajo sus pies. Sin embargo, las circunstancias legales que enfrentó lo alejaron de su entorno y lo sumergieron en una batalla judicial que, según su madre, debilitó su espíritu. “A mi hijo lo mataron lentamente. Ahora es tarde, ya no lo recupero”, expresó con profundo pesar.
Durante años, la familia se vio imposibilitada de expresarse públicamente debido a medidas judiciales que impedían hablar del caso. Silvia lamenta el haber guardado silencio, pero ahora asegura que no callará más y luchará para que se apruebe la Ley "Enzo Pittau", una iniciativa para que los deportistas cuenten con apoyo psicológico y no enfrenten solos situaciones que pueden afectar su salud emocional. “Hay muchos Enzos”, sostiene, destacando la necesidad de contención para otros jóvenes en circunstancias similares.
Silvia denunció la presión que enfrentó su hijo durante el proceso judicial, señalando que, a pesar de los rumores sobre una causa armada, algunos miembros del sistema judicial reconocían su inocencia, aunque sin expresarlo abiertamente. Destacó la labor de la jueza Glenda Vidal de Dante, quien, según ella, tuvo el coraje de declarar la verdad en medio de un contexto adverso.
“El día de la maestra jardinera, Enzo salió muy mal de la cancha; le habían avisado que en septiembre volvería a juicio. Se cansó, su corazón se paró, dijo basta, después de siete años de lucha y sufrimiento. Lloró todo el tiempo por esa maldita tobillera”, relató su madre, recordando el calvario de su hijo.
Asimismo, Silvia recordó la separación de su hijo de su hija, Alma Sofía Pittau Vilchez, y cómo ese vínculo roto afectó su bienestar emocional. “Él decía ‘juego con el alma’, porque no podía decir Alma, su hija”, expresó con tristeza.
Además de exigir justicia para su hijo, Silvia hizo un pedido al gobernador de la provincia: la necesidad de una ambulancia para Machagai, no solo para los partidos de fútbol, sino para atender emergencias en la comunidad. “Por algo mi hijo partió de ahí, del pueblo donde nació mi marido”, señaló.
Con su voz firme y sin miedo a represalias, Silvia Pittau ahora busca respuestas, reparación y un cambio que garantice apoyo para otros jóvenes en circunstancias difíciles.