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En una conmovedora entrevista realizada en NGFederal, Guillermo José Vega, presidente de la Junta Federal de Jueces de Paz de Argentina, relató la experiencia que marcó su vida y la de su familia, un relato lleno de emoción, fe y destino. Vega compartió detalles sobre un intento fallido de audiencia con el Papa Francisco y su posterior encuentro con el Papa, en el marco de la muerte del Pontífice. Una historia de encuentros y despedidas, que además dejó una huella de esperanza en la comunidad de Santa Elena, Entre Ríos.
“Hace años que veníamos trabajando para concretar esta audiencia con el Papa, sobre todo con la intención de mostrar el trabajo de los jueces de paz en Argentina”, explicó Guillermo. Los jueces de paz, destacó, tienen un rol fundamental en las comunidades más pequeñas, siendo figuras que no solo administran justicia, sino que también ejercen funciones de contención emocional y social. La audiencia había sido confirmada para el 9 de abril de 2023, pero la salud del Papa Francisco sufrió un grave deterioro, frustrando el encuentro tan esperado.
A pesar de esta frustración, Guillermo no perdió la esperanza. “Lo primero que se me ocurrió fue llevar una cruz y una imagen de Santa Helena, porque es una figura simbólica para nuestra localidad y su historia. Pensé que esa imagen podía ser un símbolo de nuestro trabajo, de nuestra misión como jueces de paz”, contó.
Sin embargo, la historia dio un giro inesperado. En abril, cuando Guillermo ya se encontraba en Europa, llegó la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco. “Nunca imaginé que la noticia de su muerte llegaría tan pronto. Fue un golpe muy duro para todos nosotros, porque el Papa había significado mucho para el país y para nosotros como argentinos”, recordó.
No obstante, el destino aún tenía algo más reservado para él. “Decidimos seguir adelante con nuestro viaje a Roma. Tenía la esperanza de recuperar las reliquias de la cruz que había sido bendecida por el Papa”, explicó. A pesar de la tristeza, Guillermo y su esposa lograron una nueva oportunidad para acercarse al Papa Francisco.
El 21 de abril, en un gesto sorprendente, el sacerdote argentino Gabriel Vión, miembro del cuerpo diplomático del Vaticano, les permitió ingresar al Vaticano para ver al Papa por última vez. “Fue un momento indescriptible. Nos acercamos al féretro y pudimos hacerle nuestro último adiós. La emoción fue inmensa, no solo por la figura del Papa, sino por todo lo que él representó para el pueblo argentino y para nosotros como jueces de paz”, expresó Guillermo.
La cruz bendecida por el Papa Francisco viajará próximamente a la iglesia de Santa Helena, en Entre Ríos, como un símbolo de la misión de los jueces de paz y de la huella dejada por Francisco en la comunidad. “Este gesto es un recordatorio de la importancia de la fe, la esperanza y el trabajo por el bien común. Lo que hacemos como jueces de paz es algo pequeño en comparación con lo que el Papa nos enseñó, pero tiene un valor inmenso para quienes más lo necesitan”, finalizó Guillermo, quien volvió a reafirmar su compromiso con la Justicia y el servicio a la comunidad.